En la mayoría de países del mundo la población de las mujeres es mayor a la de los hombres, aunque en unos pocos países como Andorra, Albania, China, Costa Rica, Filipinas, India, la mayor parte de los países de Oriente Medio, Panamá, Paraguay y República Dominicana entre otros, se estima con una población masculina mayoritaria.
Sin embargo, el caso de los países donde la mayoría son personas de sexo femenino, es porque se incluye la ancianidad en las estimaciones. Las personas de sexo femenino de la población de la tercera edad son mayoría en todo el mundo. Esto está de acuerdo con la ciencia que establece que la mujer disfruta de más longevidad que los hombres. No obstante, si dejamos esta etapa a un lado encontraremos que la población de niños, adolescentes y adulta muchas veces los varones son mayoría, por ejemplo en países como Alemania, Francia, Japón, Corea del Sur, Cuba, Bélgica, España, Italia, Reino Unido, etc. En estos últimos años los niños y adolescentes en la población de sexo masculino superan a las personas de sexo femenino, pero en la población joven y adulta las personas de sexo femenino siguen siendo mayoría, por ejemplo en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, El Salvador, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Perú, Portugal, Puerto Rico, Rusia y algunos países de los Balcanes entre otros.
El planeta Tierra tiene una edad geológica de unos 15 000 millones de años. La presencia del ser humano en el mundo se remonta a unos dos o tres millones de años, desde que el primer antropoide se irguió sobre sus pies y comenzó su camino como la especie dominante. Gracias al descubrimiento del Hombre de Pekín y, más recientemente, del primer Homo erectus hallado en África, se sabe que el Pitecántropo no era ya en absoluto un mono. Tiene aproximadamente el tamaño y el peso de un individuo actual. Está muy próximo a los seres humanos actuales. Podríamos decir que es nuestro ta... tatarabuelo. En esta época y por miles de siglos, el crecimiento demográfico se mantuvo muy lento. La constante movilidad de la población en búsqueda de alimentos no permitía una fecundidad elevada.
En este contexto, ¿qué pasó en la demografía de nuestro país durante el siglo XX y principios del XXI?
Los cambios en la demografía se presentan en el largo plazo. Hay que tener una visión de planeación demográfica que exceda los periodos sexenales. El tema poblacional no se atendió oportunamente porque no se presentaban importantes cambios en el corto plazo. No nos dimos cuenta del cambio. La tasa de natalidad permaneció invariable hasta el principio del decenio de 1970. Por su parte, la tasa de mortalidad empezó a descender desde antes de la década de 1930. La disminución de la tasa de mortalidad fue continua y muy rápida. La pendiente del descenso en la tasa de natalidad es mayor que la de la mortalidad.
El acelerado incremento del número de personas se explica por el hecho de que la declinación de la tasa de natalidad está desfasada 40 años respecto a la de la mortalidad. Esto quiere decir que reaccionamos muy tarde para enfrentar el problema. Tardamos cuatro decenios para crear la Ley de Población y el Consejo Nacional de Población (Conapo), después de que empezó a descender rápidamente el nivel de la mortalidad. Este momento puede ubicarse al principio del decenio de 1930. Esta situación de explosión demográfica tiene que ver no sólo con los elevados niveles de la natalidad, sino que respondimos tarde después de la caída de la mortalidad para realizar acciones importantes en planificación familiar. Si las acciones en materia de política de población se hubieran iniciado 10 años antes, digamos al principio del decenio de 1960, la población del año 2000 sería de 80 millones de personas; y si hubieran empezado 20 años antes, el número de habitantes al final del siglo sería de sólo 60 millones de personas. Esta es una llamada de atención para estar alerta ante el tema demográfico del futuro.
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